“Nadie llega lejos sin la ayuda de los demás. Me ayudaron a salir del vientre de mi madre y me ayudarán llevando mi ataúd al cementerio. ¡¡Gracias a todos!! Solo Dios tiene la última palabra. Tu salud y tu futuro no está en la lengua de las personas, está en las manos de Dios”
Carlos Uruzola
Artista en Chatarra
El último domingo conversamos con el artista cruceño Carlos Uruzola. Él nos contó de su vida personal, sobre un episodio que ocurrió hace 14 años, cuando él tenía tan solo 19 años. En una oportunidad mientras estaba de caza, un carpincho lo atacó. En el intento de evitar una lesión mayor, accidentalmente con un movimiento se infringió una herida cortante muy grave con el machete que portaba. De ahí en más recorrió una odisea de varias horas a caballo, en auto, en ambulancia; prácticamente con sus intestinos en sus manos. En ese momento se sintió muy cerca de la muerte. “No quería irme de este mundo sin despedirme de mi padre y mi hermana, sin decirles que los quería mucho” afirma.

Al llegar al hospital de su pueblo los doctores desestimaron una atención que le salvara la vida y fue trasladado a Santo Tomé Corrientes. Una vez allí, dos o tres médicos le dieron la misma opinión, diciéndole que él solo respiraba por el deseo de vivir, pero que ya no había nada por hacer. Hasta que se apersonó el Dr. Cirujano Moratorio, quien le dijo al padre de Carlos que, si le autorizaban, podría hacerle una cirugía para intentar salvarle la vida.

Después de tres horas y media en el quirófano y tras varias semanas en la unidad de cuidados intensivos del hospital, Carlos pudo regresar sano y salvo a su casa, quedando sin ninguna secuela. Y llevándose para siempre la amistad del Dr. Moratorio, con quien está en comunicación permanente hasta nuestros días.
LA VUELTA
Él nos cuenta que vuelve a su pueblo con la intención de buscar la manera de incorporarse a las filas de la Prefectura Naval Argentina, pero todos los exámenes de admisión siempre terminaban en rechazo cuando mostraba la cicatriz del viejo percance. Lo intentó en tres oportunidades. Así que, anduvo durante varios años de su vida trabajando de ayudante de albañil, en jardinería, entre tantos empleos de manera informal.

EL INICIO DE OTRO CAMINO
Hasta que un día, cansado de la poca paga y las exigencias de sus patrones, encontró en el viejo taller de su padre una soldadora y herramientas de herrería. Con ellas empezó a elaborar maceteros y carritos de adornos para jardinería. Todo de manera muy rústica pero con buenas terminaciones, generando que la gente de su pueblo se volcara poco a poco a comprarle sus productos elaborados por sus propias manos. «Esto me produjo mucho orgullo y satisfacción, ya que nunca había estudiado para saber soldar o trabajar el hierro».

La creatividad, el empeño y la pasión que le puso a cada trabajo lo fue llevando al arte de armar figuras humanas y de animales con restos de motores, herramientas viejas en desuso, entre otras cosas. Lo que comúnmente se denomina como Chatarras.
EL ARTISTA
Todas esas pequeñas elaboraciones de sus propias manos fueron ganando reconocimiento en las redes sociales y en el boca en baca. En cada trabajo pone todo lo que tiene y no se considera una persona muy organizada. Sus obras hoy tienen como destino distintos lugares de Argentina, como así también países como Estados Unidos, Puerto Rico, España, entre otros.

Es un agradecido de Dios y de la gente que disfruta y confía en sus obras. Muchas veces recibe mensajes de viajeros que transitan la Ruta Nacional N°14, para avisarle que van a pasar cerca de su taller y les gustaría conocer el lugar donde nacen esas maravillas. Él gustoso accede a que lo visiten para charlar un rato.

Carlos Uruzola. Un cruceño correntino del interior que, en la búsqueda de reinventarse laboralmente en su propio lugar, un día encontró el don que estaba dormido; despertándolo cuando ya era hombre.
Ignacio Araujo
Diciembre 2024

















