Néstor Alcaraz es un maestro que vive en Iguazú Misiones, y el 25 de mayo el día de la Patria se levantó como todos los años se puso su guardapolvo blanco con camisa y corbata, y se colocó su escarapela. Para participar del Acto Virtual que habían preparado con los colegas de la escuela donde trabaja. Después de participar de dicha actividad de su trabajo como educador por internet. En su casa, su pequeña hija y su hijo de diez años también se aprestaron con sus respectivos uniformes escolares para cantar el Himno Nacional Argentino y vivir en plena época de cuarentena pandémica de COVID19, como si fuera cualquier día de la Patria. En días dónde ya nadie se banca estar encerrado, donde el mundo se desbarranca por un atado de puchos, para después aplaudir al enfermero del barrio, siempre y cuando no tenga contacto con infectados de corona virus o con el dedo acusador buscan los chivos expiatorios que sirvan para menguar su catarsis histérica de su propia intolerancia.

En la casa de los Alcaráz allá cerca de la casi seca Garganta del Diablo, se escucharon a viva voz las estrofas del Himno y un Cabildo de cartulina multicolor sostenido por unas manitas pequeñas, con escarapelas celestes y blancas colgadas asomaron entre las cortinas de su hogar. Esas cortinas que otros corren con el dedo acusador para denunciar al vecino que rompe otra vez la cuarentena. Es lindo saber y reflejar que en la casa del Maestro Néstor hay un…